El corsé, el precursor de la faja, ya fue utilizado por las mujeres de la Antigua Grecia y tuvo su punto álgido para estrechar la cintura y alzar el busto, en la Europa del siglo XVII. En los felices años veinte, la faja supuso un importante avance en la liberación de la mujer frente al corsé, puesto que ésta se confeccionaba con materiales más flexibles. En aquella época, esta prenda no era accesible a todas las clases sociales y se limitaba sobre todo a determinados momentos de la vida, como el ajuar matrimonial. Hoy, esta “prenda interior elástica que ciñe la cintura o la cintura y las caderas”, está en el armario de cualquier mujer y las famosas son las primeras en confesar que las utilizan e incluso se prestan a ser imagen de algunas marcas.
